La incomprensión frente a la alteridad, a la diferencia y a la diversidad quedó inmortalizada por la famosa ironía de Montesquieu denunciando el espíritu provinciano y chauvinista de sus conciudadanos llenos de prejuicios: ¿Cómo puede uno ser persa? . Algunos siglos más tarde, la misma incomprensión aparece cuando uno se atreve a reivindicarse como conductista. Una de las razones de esta incomprensión reside, sin duda alguna, en la cultura dualista, mentalista y libre-arbitrista de nuestras sociedades neoliberales. Pero, indiscutiblemente también, se ve alimentada por una serie de malentendidos, extremadame ...